¿Con qué estás conectado? II: Reencuentros en Facebook
En la sesión anterior de éste tema, se aludió a las redes sociales y su uso desmedido; en ésta ocasión se muestra por lo que en la actualidad se atraviesa con relación especifica a los reencuentros mediante Facebook, la red social más popular en el mundo, principalmente en jóvenes y jóvenes adultos, no mayores a 40 años. Ésta surge tras el deseo de confirmar la hipótesis que afirma que estamos a seis personas de cualquier persona del mundo, mediante una red de contactos, así como la proyección de enlazar e impulsar las relaciones globalizadas.
Según expertos en la rama de la psicología, las redes sociales han eliminado el discernimiento entre lo que es público y lo privado, hecho que propicia el que cualquier persona se involucre legítimamente con lo que realizamos. “Nadie se entera, no hay que exponerse y cuando la otra persona lo pública en Facebook también lo hace válido”, dicen expertos. Mientras socialmente es ignorado que es un arma de doble filo creer que en Facebook no pasa nada.
A partir de su creación, la plataforma ha enlazado a millones de personas desconocidas, pero sobre todo a aquellos que dejaron de verse por un largo tiempo, principalmente después de haber tenido relaciones sentimentales siguiendo la idea de que “hacer un nuevo amigo es una maravilla, más recuperar a un viejo amigo, es un milagro” y a su vez, propiciando encuentros casuales y conflictos con sus parejas de la actualidad, llevando incluso a la práctica del adulterio.
En el aspecto bíblico, además de considerarlo un fuerte distractor para las actividades prioritarias y la relación con Dios; continuando con el tema el pastor Mario González, enfatiza en lo atractivo que el enemigo hace el pasado ante nuestros ojos, trayéndolo al presente de una forma tan sencilla y aprovechándose de momentos de vulnerabilidad. “Si Dios ya había sanado una relación, un corazón lastimado, ha dejado todo eso de lado… es porque Jesús no quiere que traigamos a memoria cosas del pasado” aludiendo también al enfocarnos a las cosas eternas y lo que está por venir, así como a ser sensibles hacia lo que el Señor está tratando de hablar a nuestras vidas.