Nación fuerte en proceso
Tras los recientes acontecimientos, se han podido apreciar diferentes opiniones y reacciones con base en lo ocurrido, desde las que aluden a un castigo de Dios o reproche hacia Él, ante la pérdida de vidas inocentes, hasta los que presentan pánico o cierta apatía hacia el apoyo que se está generando. Sí bien las manos que bendicen y las cadenas de oración no han faltado, la necesidad de rendirse ante el único Dios como nación sigue latente, el voltear a buscarle también cuánto todo va bien y no permitir que la prosperidad quite el hambre de Él. Es mediante su palabra que nos ha dejado lo que desea de cada uno y la manera en que habrá de conducirse, humillándose para ser enaltecido (Lucas 14:11) y ya que el señor hablo mayormente a comunidades ¿Qué mejor que hacerlo como país? Siendo obedientes amándole y amándonos, siguiendo sus principales mandatos (Mateo 22:37-40), valorando el lugar donde hemos sido puestos para extender su gloria y reconociendo el "desastre" como un área fuerte de oportunidad como nación en el que, confiando en su sabiduría, también es de bendición y grandeza fortaleciendo la unión y creando bienestar (Isaías 53:5)