Gratitud

La más grande de las virtudes

“Y den gracias por todo a Dios el Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”. Efesios 5:20 (NTV)

Hoy me sentía con bastante ansiedad, esa sensación me asusta, me angustia y aún me paraliza físicamente. Intenté relajarme, pero a veces me es tan difícil mantener la calma y concentrarme en las bondades de Dios.

Sin embargo, hoy algo sucedió. Hoy el Señor me recordó la importancia de la gratitud y fue así como ocurrió algo extraordinario para mi.

Mientras me sentía mal tuve la necesidad de llamar a mi madre y tuvimos una conversación muy amena. Ella me hizo reír durante toda la platica y me animó a sobreponerme sobre lo que estaba sintiendo y cuando menos me lo imaginé ya me había relajado, y había encontrado la paz en algo que nunca me imaginé encontrarla.

No la encontré en las risas, la encontré cuando fui agradecida.
Lo extraordinario fue que antes de esa llamada, yo había orado, había leído la Palabra y hasta había entonado unas alabanzas para intentar relajarme, pero no sucedió así como en otras ocasiones.

Pude comprender que la felicidad en la vida muchas veces la encontramos en los pequeños detalles y aunque por medio de la oración, la lectura y meditación de la Palabra encontramos paz (lo más importante y lo principal), muchas veces tenemos que poner en obra lo que leemos al momento.

En mi caso, tenía mucho tiempo que no agradecía por la vida de mi madre, tenía mucho tiempo que olvidé agradecerle por lo mucho que bendice mi vida.

Considero que independientemente de la edad que tengamos siempre necesitaremos a nuestra mamá.

Si cuentas con la dicha de tenerla, hoy te invito a dar gracias por ella, por tu familia, si eres soltero(a) por tus padres y hermanos, si eres casado(a), da gracias por tu esposa(o) e hijos y recuerda que “Siempre hay que encontrar el tiempo para agradecer a las personas que hacen una diferencia en nuestras vidas”.

Con amor...
Martha Martínez